La imagen está sobrevalorada. Lo reconozco. Cuanto más viajo más me doy cuenta de que los recuerdos que perduran pertenecen a sentidos distintos a la vista –por más fotos que subamos a Facebook-. Cuando pienso en Miami todavía recuerdo cómo la humedad penetra en cada poro de la piel al aterrizar en el aeropuerto internacional MIA o el rugido de los motores de los deportivos que se contonean por la Ocean Drive de South Beach; de Salvador de Bahía (Brasil) rememoro el intenso sabor a dendê, un aceite azafranado onmipresente en la cocina bahiana; y del Mundial de Sudáfrica acarreo el aullido de las vuvuzelas, el abrazo gélido de las seis horas en la tribuna de Soccer City los días de partido y el murmullo de la afición.
Son estas cosas las que distinguen al viajero del espectador que conoce el mundo através de una pantalla. Los olores, sabores, sonidos y sensaciones que se capturan cuando se viaja acompañan al trotamundos como un tatuaje para el resto de su vida. Hoy (25 de julio de 2010), dos semanas después de que Sudáfrica viese cumplido con creces el cometido de escribir un fragmento de la Historia en letras mayúsculas, me he atrevido a escuchar el Waka-Waka por vez primera lejos de la tierra de las vuvuzelas y he vuelto a comprobarlo.
El Waka Waka en Madrid
Suelo darme un margen para el luto después del adiós -técnicas de supervivencia-. Cumplido el deadline, busco la canción en el youtube de mi blackberry. Siento un nudo en el pecho como el que se dispone a saltar al vacío. Trago saliva, pulso el play y cierro los ojos. Silencio durante unos segundos eternos que dan paso al bullicio de las gradas. Automáticamente siento el frío del estadio de Soccer City.
You're a good soldier
Choosing your battles
Pick yourseld up and dust yourself
off get back in the saddle
Mantengo los ojos cerrados, se me acelera el pulso, el nudo del pecho se dilata y escucho el jaleo de la afición.
You're on the front line
Everyone's watching
You know it's serious
We're getting closer
This isn't over
Llego a sentir el impacto de los balones que golpean en las botas de los jugadores minutos antes de que comience el encuentro. Es curioso, pero no son imágenes las que me vienen a la cabeza mientras Shakira se recrea en un ‘Tsamina mina zangalewa’ que me revienta el alma, sino que son los sonidos del Mundial los que me acompañan.
Tsamina mina eh, eh
Waka waka eh, eh
Tsamina mina zangalewa
This time for África
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